En aquella ciudad, vivían una banda de forajidos, ladrones, chulos de putas, y alguna que otra señora venida a menos, eso es lo que menos importa, para mi eran todos conocidos, algunos de ellas a veces en el bar del Curro me guardaban el sitio, y entre vermuts y cervezas veíamos pasar las horas desde aquel antro del centro...
Hablábamos de política, que si este nos sacará las castañas del fuego, que si el otro las ha quemado, que si este no hace nada, en fin, hablar por hablar, pasaban las horas y sin darnos cuenta ya no teníamos 20 años, con las sienes plateadas, con el humo del caliqueño en mano, no en vano pasaban los años, años de inconformismos, años de ir a menos, los ladrones eran ricos, los chulos acomodados, y las señoras, que decir de ellas, ahora estaban malvas criando.. ya no era el mismo bar, ya quedaba poca gente de las que años atrás lo frecuentábamos normalmente, lo único que no había cambiado, era mi luz al verte..
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